Las mujeres remiten más del 63%--Actualizado el 31 MAY 09 La crisis feminiza las remesas en España y EEUU La crisis económica está influyendo de forma notable en las remesas que envían los emigrantes. Y la consecuencia más importante no es solo la merma de su volumen, que en España cayó un -7,1% en 2008. El cambo más importante afecta al género de las remesas, un cambio cualitativo cuyas consecuencias se dejarán sentir mucho más profundamente. Según una estimación realizada por Remesas.org, la crisis económica hace que el 63% de las remesas que emite España sea enviado por mujeres.
Esta situación se explica porque la actual caída de las remesas consiste en una merma de las que envían los hombres, pero no tanto de las que envían las mujeres. Desde luego que esto no ocurre por una súbita pérdida de solidaridad masculina, sino porque está crisis está afectando en España a los emigrantes más que a las inmigrantes. Según la última oleada de la EPA, del primer trimestre de 2009, el número de mujeres inmigrantes que se declaran ocupadas era de 1,24 millones, o bien el 47% del total de inmigrantes ocupados. Un año antes, en el primer trimestre de 2008 eran igualmente 1,26 millones, pero solo representaban el 42% del total de los inmigrantes ocupados. El incremento de su peso específico se debe a que el número de hombres ocupados cae. Así, en el primer trimestre de 2009 había 1,42 millones de hombres inmigrantes ocupados lo que representaba el 53% del empleo inmigrante. Pero un año antes, en enero de 2008, la cifra era de 1,67 millones con el 57%. En paralelo a esta feminización del empleo inmigrante, se está dando un fenómeno inverso: la masculinización del desempleo inmigrante. Según los datos del INEM, en mayo de 2009 se dio un paro registrado de casi medio millón de inmigrantes, de los que eran mujeres el 35% y hombres el 65%. Hace un año los hombres solo representaban el 60% de los parados inmigrantes, cuyo número ascendía a un cuarto de millón de personas.
Esta misma tendencia se está dando en el mercado de trabajo nacional. Analizando las cifras del INEM, desde que disponemos de estadísticas siempre hubo en España más paradas que parados. Esto es, el desempleo era un fenómeno que afectaba más a las mujeres. Pero desde enero de 2009 la tendencia se ha invertido y por primera vez hay más parados hombres que mujeres. Ciertamente, la ventaja es escasa pues el 50,3% de los parados son hombres, mientras que el 49,7% son mujeres. Pero en enero de 2004 la proporción era 40% hombres 60% mujeres.
Esto significa que la crisis española afecta más a los hombres que a las mujeres en cuanto a la población general y también en lo que refiere a inmigrantes. El motivo de esta situación es que uno de los epicentros de esta crisis está situado en la construcción, un sector laboral prácticamente copado por hombres, a quienes afecta más esta crisis. Las mujeres emigrantes están concentradas en actividades como enfermería, cuidado de ancianos o servicio doméstico, dónde también hay crisis, pero de menor intensidad. Esto explica que los envíos de las mujeres inmigrantes caigan menos en España que los de los hombres, ganando cuota de mercado.
Esta feminización del empleo, o si se prefiere, la masculinización del desempleo, también se está dando en otros países afectados por crisis en el sector inmobiliario. Es el caso de líder mundial en envío de remesas, Estados Unidos. Por ejemplo, para los trabajadores hombres el año 2008 se cerró con una media de 5 millones de desempleados, frente a los 3,8 de 2007. En cambio, las mujeres desempleadas pasaron de 3,1 millones en 2007 a 3,8 millones en 2008. Esto significa que los hombres suponían de media en 2008 el 56% del desempleo, mientras que una año antes, en 2007, solo eran el 54%. Esta situación se acentúa en la población de origen latina, más susceptible de enviar remesas. Entre los latinos el año 2008 se cerró con una media de un millón de desempleados hombres, frente a los 0,6 millones de 2007. En cambio, las mujeres de origen latino desempleadas pasaron de 0,5 millones en 2007 a 0,6 en 2008. Esto implica que los hombres copaban el 56% del desempleo latino de Estados Unidos en 2007, pero un año después, en 2008 superaban el 60%. Esta feminización del empleo latino trae como consecuencia la de las remesas, que en Estados Unidos resulta imposible cuantificar por la carencia de una estadística de base. No obstante, cabe pensar que los hombres siguen siendo mayoritarios en el envío de remesas, aunque atenuando de forma considerable su liderazgo. En cambio, España dispone de una cuantificación por géneros de las remesas enviadas en 2006. Entonces Remesas.org calculó que las remesas que emitía España se distribuían en porcentajes 60% mujeres y 40% hombres.
¿Cuál es la diferencia? Las remesas que envían las mujeres tienen un mayor impacto en la reducción de la pobreza y en el incremento del desarrollo. El motivo es que las remesas femeninas tienen un mayor número de beneficiarios entre los que se da un mayor gasto en educación y salud. Mientras que los hombres tienden a enviar a un pequeño número de receptores, normalmente su esposa o madre, las mujeres tienen un mayor universo de destinatarios, que no solo incluye a familiares en primer grado, también a primos o incluso amistades. Esto supone que las remesas masculinas concentran su efecto, mientras que las femeninas se distribuyen. Además, las mujeres remiten con mayor frecuencia y volumen a menores de edad. Normalmente se trata de los hijos de las inmigrantes, pero no es extraño encontrar entre ellos sobrinos. Por este motivo, las remesas femeninas se utilizan con mayor frecuencia para pagar gastos educativos, cuya incidencia en el desarrollo es obvia. Los hombres envían mayores montantes medios, pero con menor frecuencia que las mujeres, que en cambio son más constantes en sus envíos (hasta 11 por año) pero de montantes menores. Esto se explica por la tendencia a distribuir los envíos, pero también por el menor salario medio de las mujeres frente a los hombres. No obstante, hay que señalar que las mujeres tienden a sacrificar un mayor porcentaje de su salario para el envío de remesas, no siendo inhabitual que sus envíos superen el 30% de sus salarios netos. El motivo de este mayor sacrificio y constancia podría estar en la conexión afectiva que asignan las mujeres a las remesas, algo de lo que no hay tantas evidencias en el caso de los hombres. Por ejemplo, los hombres raramente remiten otra cosa que dinero, y cuando lo hacen, se trata de productos de utilidad inmediata, como piezas de recambio para automóviles. En cambio, las mujeres envían de forma habitual paquetes con regalos cuyo único valor es afectivo, como juguetes, ropa o bisutería. Muy habitualmente el coste de envío de estos paquetes supera el valor de la mercancía. Esta conexión afectiva hace que las mujeres se preocupen por obtener más y mejor información sobre el uso que se da a sus remesas. Esto les permite controlar el gasto de los receptores, dirigiéndolo hacia determinados objetivos.
¿Qué más ocurre? Además del efecto directo, la feminización de las remesas modifica otros aspectos relevantes en ámbitos como las relacciones familiares. Sobre todo en países de acentuada tradición machista como los latinoamericanos, dónde ahora las mujeres inmigrantes cargan con el peso de financiar familias enteras. Ciertamente, esta feminización no afecta por igual a todos los destinos y todos los países. Tiene una mayor relevancia en Iberoamerica, mientras que en el caso de los países africanos marcará escasas diferencia por el pequeño número de mujeres inmigrantes que tienen.